viernes, 9 de junio de 2023

La versatilidad de nuestras herramientas internas: Clave para el autoconocimiento y la autorrealización

 

A lo largo de mi trayectoria en el campo de la psicología, he ocupado dos posiciones: la del terapeuta y la del paciente. Esta experiencia dual me ha brindado una comprensión profunda del viaje hacia el autoconocimiento y la autorrealización. Hoy, me gustaría abordar un tema muy valioso que he aprendido durante este viaje: la importancia de la versatilidad de nuestras herramientas internas.

Permíteme comenzar con una metáfora. Imagina que nacemos con un maletín lleno de herramientas: martillos, serruchos, cinceles, prensas, y muchas más. Sin embargo, a medida que crecemos, la mayoría de nosotros aprendemos a utilizar solo una o dos de estas herramientas, las cuales se convierten en nuestras favoritas. El problema no está en ser un experto con un martillo o un serrucho, sino en nuestra tendencia a querer usar esa herramienta única para todo.

Esta situación puede volverse crítica cuando nos enfrentamos a desafíos que requieren una herramienta diferente a la que estamos acostumbrados a usar. En estos momentos, surgen dos preguntas: ¿Qué ocurre cuando ya no podemos usar nuestra herramienta favorita? y ¿Cuánto nos cuesta, tanto en términos energéticos como emocionales, no utilizar la herramienta correcta para cada situación?

Por lo tanto, te invito a reflexionar sobre tus "herramientas" internas: las ideas y creencias que has adquirido a lo largo de tu vida. Por ejemplo, ¿qué ideas tienes sobre el dinero? ¿Qué creencias te inculcaron tus padres? ¿Cuáles son tus patrones de comportamiento en relación a tus finanzas personales?

La terapia puede ser un espacio excelente para explorar y ampliar tu caja de herramientas interna. No sólo te ayudará a identificar y cuestionar las ideas y patrones que pueden estar limitándote, sino también a adquirir nuevas herramientas y enfoques que te permitan afrontar la vida de una forma más saludable y satisfactoria.

Al igual que un estudiante necesita varios años de escuela para obtener un título, o un atleta necesita tiempo para alcanzar su máximo rendimiento, la terapia es un proceso que requiere tiempo y compromiso. Sin embargo, puedo asegurarte que vale la pena: ¡Estar mejor es posible!

martes, 6 de junio de 2023

La autoexigencia

 

Hoy quiero compartir con ustedes una visión fascinante del análisis transaccional, una rama de la psicología que propone que nuestra personalidad está compuesta por tres partes: los estados del Yo, denominados Padre, Adulto y Niño por su fundador, Eric Berne. Regularmente utilizo este modelo para ayudar a mis pacientes a entender de dónde surgen y cómo influyen en ellos las interacciones diarias.

Cada estado del Yo tiene características propias que exploraremos en nuestros próximos talleres en línea (¡Manténganse al tanto para las fechas!). Pero hoy, me gustaría centrarme en el estado del Yo llamado "Padre".

Este estado es donde almacenamos todas las normas, mandatos y creencias que se nos inculcaron durante la infancia, cuando toda la información entraba en nuestra mente sin pasar por un filtro. Este filtro se desarrolla posteriormente en el estado del Yo "Adulto", pero eso es tema para otro día.

Es importante entender que, en muchos casos, las creencias y órdenes que se nos transmitieron no eran las más adecuadas. Sin embargo, no es culpa de nuestros padres o cuidadores. Ellos simplemente nos transmitieron las normas y creencias que tenían. Lo importante es que, hoy en día, podemos asumir la responsabilidad de nuestros propios pensamientos.

Asumir esta responsabilidad puede ser un desafío, pero al final del día, ¿quién más que nosotros mismos es responsable de nuestra paz, tranquilidad y felicidad? Para poder gestionar nuestros pensamientos, es crucial entender de dónde vienen. Y eso es el primer paso: tomar conciencia.

Muchos de nosotros tenemos una voz en nuestra cabeza que nos exige perfección. Esta voz puede ser útil en algunas ocasiones, pero en otras, puede obstaculizar nuestros procesos y llenarnos de miedo ante la posibilidad de cometer errores. El problema no es la orden de perfección en sí, sino que puede estar desproporcionada en tiempo, tamaño y lugar. No se puede ser perfecto todo el tiempo, ni en todos los lugares.

Entonces, ¿qué podemos hacer? Paciencia, amigos míos. El primer paso es organizar nuestra mente. ¿Has notado qué órdenes te causan problemas? ¿Sabes qué elementos de tu entorno las activan? ¿Eres capaz de detener esa orden antes de que impulse una acción?

Si no puedes detectar estas ideas o creencias, no te preocupes, estamos aquí para ayudarte. La autocomprensión es un viaje, y no tienes que hacerlo solo. Puedes obtener más información en nuestra página web www.plena-mentegt.info.

La autocrítica desmedida es solo una de esas órdenes. Pero recuerda, tú tienes el control y puedes aprender a gestionar esos pensamientos. Eres un ser humano, y está bien cometer errores. Está bien no ser perfecto. Está bien ser quien eres.

Termino con esta reflexión por hoy. Deseo que tengas una semana llena de autoaceptación y bondad hacia ti mismo.

Emociones: Lo que debemos saber

 


¡Hola de nuevo! Soy Miguel Fuentes, psiquiatra de Plena-Mente. En esta entrada del blog, me gustaría abordar el tema de la gestión de las emociones y cómo las vivimos y experimentamos.

No existe una forma "correcta" o "incorrecta" de experimentar las emociones. Como psiquiatra, he observado que cada uno de nosotros vive las emociones de manera distinta. Todos somos únicos. La manera en que interpretamos nuestro entorno, la forma en que nuestros pensamientos e ideas están organizados en nuestra mente, y las relaciones que hemos mantenido a lo largo de nuestra vida tienen un impacto directo en cómo nos sentimos. No hay una manera incorrecta de sentir, es lo que hacemos con esa emoción lo que determinará las consecuencias de nuestras acciones.

Un ejemplo común podría ser el enojo o la ira. Experimentar estas emociones no es malo, al contrario, sentir es natural y saludable. La cuestión radica en, ¿qué hago cuando me enojo? ¿Grito? ¿Hago un berrinche? ¿Me escondo? ¿Peleo? Lo que realmente importa no es qué sentimos, sino cómo lo manejamos.

Si te sientes identificado y te preguntas qué hacer cuando la ira se apodera de ti, aquí te dejo tres consejos que han ayudado tanto a mis pacientes como a mí:

  1. Toma consciencia: Lo primero que debes hacer es estar presente y poder identificar cuándo comienza la emoción. ¿Cómo se siente? ¿Qué características tiene? ¿Es proporcional a la situación? ¿Dónde la sientes en tu cuerpo? Aunque puede parecer sencillo, requiere de mucha atención y práctica. La meditación puede ser una gran herramienta para esto.

  2. Evita juzgar: Tendemos a etiquetar las emociones como "buenas" o "malas", pero en realidad, las emociones simplemente son. No generes sentimientos de culpa o satisfacción en torno a ellas. Esto te permitirá acercarte más a una experiencia emocional genuina.

  3. Emociones genuinas: Normalmente, las emociones genuinas duran solo unos segundos y luego se van. Aprender a no "casarte" con las emociones es importante. Los dos primeros pasos te ayudarán a no quedarte estancado en una emoción.

No esperes que estos consejos funcionen de inmediato. Este es un proceso gradual que, al igual que ir al gimnasio, requiere de paciencia y perseverancia. Tienes tiempo, no hay necesidad de apresurarse. Recuerda que lo más importante de llegar al destino es disfrutar del camino.

Y, por último, no olvides celebrar tus avances. No esperes a que los demás reconozcan tu esfuerzo, si ocurre, fantástico, pero si no, recuerda ser tu propio aliado y celebrar tus propios logros.

Por supuesto, hay mucho más que podemos hablar sobre las emociones. Me encantaría que compartieras conmigo, si te apetece, algunas de las cosas que haces para gestionar tus emociones. ¡Hasta la próxima!

Reflexiones sobre la "Vida Equilibrada"







A menudo hablamos del concepto de "vida equilibrada", y lo pongo entre comillas porque no creo que exista tal cosa de manera absoluta. Nos encontramos inmersos en un mundo rebosante de exigencias, no solo físicas, mentales y económicas, sino también emocionales, relacionales e incluso espirituales.

Seguro que has escuchado frases como: "Lo que pasa es que no estás equilibrando tu vida" o "No lo estás haciendo bien, deberías ser más estable". Pero, ¿qué sucede si este ansiado equilibrio se convierte en una trampa de hiperexigencia?

Si tu mente se encuentra en una batalla constante por mantener un equilibrio perfecto en cada aspecto de tu vida, esto puede llegar a ser agotador. En realidad, la armonía con la vida no siempre implica estar en el camino del medio. A menudo, tenemos que priorizar ciertas áreas de nuestra vida (como la familia, la salud o las amistades) y dejar otras en segundo plano por un tiempo. Y eso está bien. Esto es lo normal, esto es equilibrio: tener la capacidad de soltar por un momento y enfocarte en lo que realmente importa, para luego regresar y atender lo demás.

Un gran maestro mío solía decir: "Es como estos espectáculos donde se hacen acrobacias con platos chinos. La persona que realiza el truco pone a girar varios platillos al mismo tiempo y debe estar pendiente de cuándo uno está a punto de dejar de girar, correr hacia él y darle impulso nuevamente, y así con cada platillo, de manera constante. Eso es equilibrio". Por lo tanto, no sientas que todos los días tienes que meditar, hacer ejercicio, ser el mejor empleado, la mejor madre o el mejor padre. La excelencia no necesariamente es sinónimo de equilibrio perfecto.

En esta búsqueda de equilibrio, es importante recordar ser compasivo contigo mismo y aceptar que a veces es necesario priorizar ciertas áreas de la vida. Después de todo, cada uno de nosotros está haciendo malabares con nuestros propios "platos chinos", y es importante recordar que el equilibrio no siempre significa mantenerlos todos girando al mismo tiempo.




¿Tomar pastillas: bueno o malo?

¡Hola a tod@s! Espero que se encuentren bien y que su semana haya estado llena de éxitos, tanto físicos, psicosociales como espirituales. Má...